Estaba consultando el diccionario de Alemán-Español, ya que no tenía a mano el suplemento dominical del periódico, cuando sin más se levantó del sillón, salió de la habitación y se puso a trastear en un armario nuevo con libros.
El chirriar de la puerta se oyó claramente. Dejó de rebuscar en los libros y cogió el "3 en 1".
Como rompiendo su concentración, la vio fugazmente moverse al contraluz. Esta visión le sirvió para volver a su cuarto. Se quitó las gafas y siguió escribiendo con lápiz sobre el libro. Parecía que la inspiración volvía a resurgir, aunque, a pesar de ello, la traducción no iba tan bien por más que la subrayaba.
Y en todo ese silencio, no muy lejos de allí, en la terraza, se escuchó vocear:
-Ya está otra vez el vago este con esas mariconadas... ¡Gandul!...
No importaban los gritos, seguía escribiendo sin parar, sumergido en la placidez de la casa.
A los pocos minutos, dejó por un momento la tarea y repasó en voz alta lo que, con tanto esfuerzo, llevaba escribiendo toda la semana:
"Con diez cañones por banda,
viento en popa toda vela".
Y sonrió satisfecho:
-Un artista. Estoy hecho un artista…ni Picasso…
Presuroso se acercó a la ventana que daba al patio de luces y dirigiéndose a la terraza de enfrente, gritó:
-¡Vecina, vecina!... ¿quiere que le lea una poesía que he terminado de componer?.
-¡Para poesías estamos hoy!, contestó la mujer. Dígasela al holgazán de mi marido que está en el salón leyendo eso de El Quijote.
-¡Inculta!, replicó él entre dientes.
Regresó a su habitación, y, con semblante orgulloso, se dijo a sí mismo:
-Mañana empezaré otra obra de literatura. ¡Artista!...
Cerró el diccionario de Alemán-Español y lo puso en el armario junto a los otros libros.
--------------------------------------- Pedro Pérez Gimeno
Como rompiendo su concentración, la vio fugazmente moverse al contraluz. Esta visión le sirvió para volver a su cuarto. Se quitó las gafas y siguió escribiendo con lápiz sobre el libro. Parecía que la inspiración volvía a resurgir, aunque, a pesar de ello, la traducción no iba tan bien por más que la subrayaba.
Y en todo ese silencio, no muy lejos de allí, en la terraza, se escuchó vocear:
-Ya está otra vez el vago este con esas mariconadas... ¡Gandul!...
No importaban los gritos, seguía escribiendo sin parar, sumergido en la placidez de la casa.
A los pocos minutos, dejó por un momento la tarea y repasó en voz alta lo que, con tanto esfuerzo, llevaba escribiendo toda la semana:
"Con diez cañones por banda,
viento en popa toda vela".
Y sonrió satisfecho:
-Un artista. Estoy hecho un artista…ni Picasso…
Presuroso se acercó a la ventana que daba al patio de luces y dirigiéndose a la terraza de enfrente, gritó:
-¡Vecina, vecina!... ¿quiere que le lea una poesía que he terminado de componer?.
-¡Para poesías estamos hoy!, contestó la mujer. Dígasela al holgazán de mi marido que está en el salón leyendo eso de El Quijote.
-¡Inculta!, replicó él entre dientes.
Regresó a su habitación, y, con semblante orgulloso, se dijo a sí mismo:
-Mañana empezaré otra obra de literatura. ¡Artista!...
Cerró el diccionario de Alemán-Español y lo puso en el armario junto a los otros libros.
--------------------------------------- Pedro Pérez Gimeno
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